Autoconfianza
“Le
tememos a la verdad, a la fortuna, a la muerte, y a nosotros mismos. Nuestra
era no produce personas grandes y perfectas. Queremos hombres y mujeres que
renueven la vida y nuestro estado social, pero vemos que la mayoría de las
naturalezas son insolventes, incapaces de satisfacer sus propias necesidades,
poseen una ambición desproporcionada con respecto a su fuerza práctica, y se
apoyan y ruegan día y noche sin parar. El manejo del hogar es mendicante, y
nuestras artes, nuestras ocupaciones, nuestros matrimonios, nuestra religión,
no hemos elegido, sino que la sociedad ha elegido por nosotros. Somos soldados
de salón. Esquivamos la áspera batalla del destino, donde nace la fuerza.
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Ralph Waldo Emerson |
Si nuestros jóvenes fallan en sus primeras empresas,
pierden toda la esperanza. Si el joven comerciante falla, la gente dice que
está arruinado. Si el mayor genio estudia en una de nuestras universidades, y
no está instalado en un empleo al año siguiente en las ciudades y suburbios de
Boston o de Nueva York, le parece a él y a sus amigos que tiene razón en
descorazonarse, y en quejarse el resto de su vida. Un muchacho vigoroso de
Nueva Hampshire o de Vermont, que a su vez trabaja en todo tipo de oficios, que
enyuga, cosecha, es buhonero, se encarga de una escuela, predica, edita un
diario, va al Congreso, compra un municipio, y así, en años sucesivos, y
siempre, como un gato, cae sobre los pies, vale cien veces más que estas
muñecas citadinas. Anda al tanto con sus días,
y no se avergüenza de no "estudiar una profesión", ya que no pospone
su vida, sino que ya vive. No tiene una oportunidad, sino ciento. Que un
estoico descubra los recursos de la humanidad, y le diga a la gente que no son
sauces reclinados, sino que pueden y deben separarse; que con el ejercicio de
la auto confianza, aparecerán nuevos poderes; que una persona es el verbo hecho
carne, nacido para esparcirle la cura a las naciones, que debería avergonzarse
de nuestra compasión, y que en el momento en el que actúa desde sí mismo,
arrojando las leyes, los libros, las idolatrías y las costumbres por la
ventana, ya no nos compadecemos de él, sino que le agradecemos y lo honramos, y
ese maestro restaurará la vida del ser humano hasta hacerla esplendorosa, y
hará que su nombre sea querido por toda la historia.
Es fácil ver que una mayor autoconfianza logrará una
revolución en todos los oficios y relaciones de las personas; en su religión;
en su educación; en sus búsquedas; en sus modos de vivir; en sus asociaciones;
en sus propiedades; en sus visiones especulativas.”(1)
(1) Ralph Waldo Emerson, Autoconfianza (fragmento)
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