Foto: Juan Castro Bekios |
"Pues bien, no obstante
las reformas introducidas, no obstante los sistemas penitenciarios puestos a
prueba, el resultado siempre ha sido igual. Por una parte, el número de hechos
contrarios a las leyes existentes no aumenta ni disminuye, cualesquiera que
sea el sistema de penas infligidas. Se ha abolido el knut ruso y la
pena de muerte en Italia, y el número de asesinatos sigue siendo igual. Aumenta
o disminuye la crueldad de los erigidos en jefes; cambia la crueldad o el
jesuitismo de los sistemas penitenciarios, pero el número de los actos mal
llamados crímenes, continúa invariable. Sólo le afectan otras causas, de las
cuales ahora voy a hablar.
Y, por otra parte,
cualesquiera que sean los cambios introducidos en el régimen penitenciario, la
reincidencia no disminuye, lo cual es inevitable, lo cual debe ser así; la
prisión mata en el hombre todas las cualidades que le hacen más propio para la
vida en sociedad.
Conviértenle en un ser
que, fatalmente, deberá volver a la cárcel, y que expirará en una de esas
tumbas de piedra sobre las cuales se escribe Casa de corrección -, y que
los mismos carceleros llaman Casas de corrupción.
Si se me preguntara: ¿Qué
podría hacerse para mejorar el régimen penitenciario?, ¡Nada! -
respondería - porque no es posible mejorar una prisión. Salvo algunas
pequeñas mejoras sin importancia, no hay absolutamente nada que hacer, sino
demolerlas."
Piotr Kropotkin, "Las Prisiones".
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