“Los revolucionarios están haciendo exactamente
lo mismo que vosotros y por los mismos motivos. Padecen la misma ilusión (que
diría cómica, si sus consecuencias no fuesen tan terribles): se imaginan que
por el hecho de haberse fraguado un esquema ideal de lo que, a su entender,
conviene a la colectividad humana, tienen el derecho y la posibilidad de
disponer de las vidas ajenas con arreglo a ese esquema. La quimera es la misma.
Idénticos los métodos: la violencia en todas sus formas, incluso el quitar la
vida al prójimo. Y la excusa: que un acto en sí reprobable, cometido en
beneficio de la comunidad cesa de ser inmoral; de manera que es posible, sin ofender
ni conculcar la ley moral, robar y hasta matar, siempre que ello contribuya a
la realización de ese pretenso bien de la comunidad, que creemos conocer y
poder prever, y que deseamos instaurar sobre la tierra.”
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