“Y una cuarta circunstancia atenuante en pro de
los revolucionarios es que todos ellos repudian categóricamente toda enseñanza
religiosa y consideran que el fin justifica los medios. Por consiguiente,
cuando matan a uno o más hombres en aras de ese problemático bienestar de la
mayoría, obran con absoluta congruencia; mientras vuestros hombres del Gobierno
– desde el más ínfimo verdugo al más alto funcionario - profesan el
cristianismo y se declaran religiosos, lo que es absolutamente incompatible con
los actos que cometen.”
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