domingo, 17 de junio de 2012

Raúl E. Zaffaroni: Sobre la Criminología Mediática

Photography: Juan Castro Bekios, Frankfurt am Main, Germany
Fotografía: Juan Castro Bekios
“Espacio Mediático y Frecuencia Criminal.
En principio, es notorio que la criminología mediática no ocupa siempre el mismo espacio, sin que hay momentos en que estalla y otros en que se reduce a límites más modestos y a expresiones menos estruendosas.
Está claro que esto no obedece a la mayor o menor frecuencia delictiva, pues la experiencia mundial indica que los índices de delitos violentos no sufren alteraciones tan abruptas. El sentido común no hace creíble que un día emerjan asesinos por todos lados y después desaparezca por encanto. Parece claro que con esto se dosifica el pánico moral, que no oscila porque si ni conforme a la frecuencia criminal.

Los medios especializados son una prueba.
         Los mismos medios de comunicación prueban que la oscilación no obedece a la frecuencia criminal, pues hay medios especializados que no interrumpen la información de crímenes con detalles macabros, Estos medios especializados otrora fueron diarios y revistas dedicados a los crímenes con titulares catástrofes y fotos de patibularios y hoy son canales de televisión que no forman parte de la criminología mediática en sentido estricto, pues en cierto sentido son similares a los pornográficos, que tienen un público y un mercado cautivo.
         Tampoco está tan claro que éstos especializados busquen construir un ellos, sino solo satisfacer su mercado. Como invariablemente muestran lo más horripilante, podría decirse incluso que son mas objetivos, pues muestran más victimas y mas cadáveres, todos los que pueden sin mayor discriminación.
         Su incidencia sobre el pánico moral es escasa. No es esta producción la que debe llamar la atención del criminólogo, salvo como indicador de la frecuencia criminal.

¿ Cuando se produce el Pánico Moral?
         El pánico moral se produce cuando los medios ordinarios, comunes, que suministran la información supuestamente seria, dedican muchos mas minutos de televisión –con la técnica que señalamos ayer- al homicidio del día, cuando los diarios de igual naturaleza dedican muchos mas metros cuadrados a lo mismo y pasan la noticia roja a la primera plana, cuando los minutos de radiotelefonía objetiva y sus comentarios aumentan considerablemente, cuando más expertos son entrevistados y más gestos de resignada impotencia y reclamos de reforma a la ley con voz ahuecada de escuela de teatro muestran los comunicadores.
         Esas son la variantes cuya oscilación se observa que no guarda relación con la frecuencia real de la violencia criminal.

Momentos Mediáticos
         Las dictaduras juegan al máximo con la falsa idea de que sacrificando la libertad se obtiene seguridad y orden, con lo que seducen a las personalidades mas estructuradas y rígidas, inseguras frente a cualquier cambio. Por eso precisamente los dictadores no pueden tolerar la menor imputación mediática de desorden, pues negarían su falsa imagen de proveedores de seguridad. Debido a eso, el espacio de la criminología mediática y de las mismas campañas de ley y orden se reduce hasta casi desaparecer. Los únicos delitos que se permite proyectar son los patológicos y los –reales supuestos- de los disidentes.
         Pero en sociedades democráticas, en que las autoridades se eligen por voto popular, en algunos momentos la criminología mediática coloca a la seguridad –en el muy curioso sentido en que la conceptúa- en el centro del debate político e incide en la decisión electoral. En otros momentos se limita a  mostrar un ellos contenido; la guerra sigue, pero no hay peligro inminente. Por fin, no falta tampoco la ocasión en que lleva un ataque generalizado contra la política misma, mostrándola como mezquina y enfrascada en discutir cosas inútiles o baladíes y descuidando la vida de los ciudadanos.
         Esta agresión abierta a la política importa un grave debilitamiento de la confianza pública en las instituciones democráticas y se conoce como antipolítica.

La Antipolítica de la Criminología Mediática
         La antipolítica era el eje Central de los estados autoritarios de entreguerras, que sostenían sus regímenes de partido único afirmando que el pluralismo político era un fraccionamiento debilitante de la nación. Hoy la antipolítica es una de la banderas que la criminología mediática guarda en su arsenal, para usarla en el momento oportuno.
         De todas formas, lo que es incuestionable es que la criminología mediática aumenta o reduce su espacio y a veces cae en la antipolítica, sin que esto sea explicable por la frecuencia criminal, que nunca puede presentar variantes tan abruptas.”[1]
        





[1] Zaffaronni, Raúl Eugenio, La Palabra de los Muertos, Conferencias de Criminología Cautelar, Editorial Ediar, Buenos Aires, 2011, pp. 394-396.

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